Flaubert se fue a la guerraFlaubert encontraba p?jaros rotos en la ventana, tristes p?jaros rotos muri?ndose al azar. P?jaros como quien dice chuecos, diezmados en la paz de una memoria que acaso felizmente no tuvieron, tristes p?jaros rotos, apestosos, simplicios, desplumados, borrachos, evacuantes - todos a la vez lastimeros y flacos, redondos y podridos. En principio hab?a sido un hecho ins?lito, aislado,espor?dico, incidental, pero luego fue torn?ndose frecuente con m?s frecuencia, agrav?ndose con inaudita frecuencia. De la ventana del balc?n los p?jaros pasaron a morirse a la sala, de la sala a la antesala, de la antesala al comedor de lujo, del comedor de lujo al comedor de la terraza, de la terraza a la cocina y de la cocina a las habitaciones (incluyendo la de los hu?spedes), y de aqu? al cuarto de servicio y al ?rea de lavado, al dep?sito de carb?n y al zagu?n. Finalmente coparon la biblioteca, el sal?n de m?sica y la sala de los muertos, y ahora Flaubert viv?a fastidiado por el estropicio de plumas y el olor a carne chamusquina en todos los rincones, cuando no manchas de sangre en las paredes y disparos provenientes del recinto militar contiguo. Discusiones y disparos,aullidos y disparos, ladridos de los perros a la luna -a la luna p?lida- y otra vez disparos y disparos y disparos. ?No se pod?a pedir un poco de cordura?En el mejor de los casos, los disparos provenientes del recinto militar contiguo aplastaban a los p?jaros contra las paredes exteriores y all? terminaba todo, salvo que la pintura y la madera se deterioraban por obvias razones de l?gica aristot?lica. Peor si en su vuelo final los p?jaros ca?an a los pies de Flaubert y se quedaban mir?ndolo con tiernos, desamparados ojillos pajariles moribundos. Peor si ca?an sobre el piano durante las pr?cticas de piano y defecaban, aleteaban, se sacud?an sobre sus papeles de m?sica como si retozaran en el juego de la muerte. Peor que peor si se met?an a morir al desv?n por los huecos del cielo raso o en los intersticios de las paredes, porque nada era peor que el olor de la descomposici?n de los cuerpos atrapados en las paredes de aquel inmenso caser?n de madera -inmenso, s?-, edificado con apego al m?s espurioestilo victoriano.
Author: Pedro Conde Sturla |
Publisher: CreateSpace Independent Publishing Platform |
Publication Date: Feb 22, 2018 |
Number of Pages: 180 pages |
Language: Spanish |
Binding: Paperback |
ISBN-10: 1532854307 |
ISBN-13: 9781532854309 |