Elia de Gareth y La Hechicera de Shadowthorn

El crep?sculo dibuj? sus ?ltimos toques de oro y p?rpura sobre Grammaria, anunciando la llegada de la noche casi perpetua. Elia de Gareth estaba parada en la terraza de su modesta morada, perdida en sus pensamientos mientras observaba el horizonte ardiendo con los ?ltimos alientos del Drag?n arcano sobre la estrella Sol.

Sus dedos agarraban una carta amarillenta, un objeto cuyas palabras ya hab?a rele?do innumerables veces, intentando descifrar su significado. Las largas sombras se extendieron, como dedos espectrales que se adentraban en el pasado que Elia tanto ansiaba comprender.

Elia era una joven cuya vida hab?a estado marcada hasta entonces por la tranquilidad de Raio de Sol, su hogar desde que nadie tiene uso de raz?n. Pero ahora, las revelaciones contenidas en esa carta la enfrentaron a una realidad que nunca podr?a haber imaginado.

Elia susurr? para s? misma, su voz casi perdida en el murmullo del viento: " Qu? me depara el destino ahora?"

La suave brisa acarici? su piel, trayendo consigo el aroma de jazm?n y recuerdos olvidados hace mucho tiempo. Sab?a que su viaje en Sunbeam hab?a llegado a su fin. Estaba a punto de partir hacia la misteriosa ciudad de NightGlen, una herencia de la que no sab?a nada y una revelaci?n que sacudir?a los cimientos de todo lo que sab?a.

Elia respir? hondo y sus ojos se dirigieron por ?ltima vez al horizonte. Lo que le esperaba en esa tierra lejana, no lo pod?a predecir. Pero una cosa era segura: su vida nunca volver?a a ser la misma porque la rueda del tiempo no se detiene, no cambia y no siente.

Este tiempo implacable e indiferente, que desaf?a nuestras esperanzas y deseos, no reconoce las trampas mismas de su caprichosa existencia. No juzga, no condena o est? ausente.

Aunque con el paso del tiempo todo se disipa como la niebla primaveral, Elia deseaba mantener su joven coraz?n en el fr?o atemporal, contenido, como una fiera herida que hay que domar. Sin embargo, r?pidamente aprendi? que ?l era indomable, un corcel al galope en busca de nuevos horizontes m?s all? de las convenciones de NightGlen y Grammaria.

Tu coraz?n siempre ha sido libre, habitando los m?rgenes de tu ser y desafiando tu propia suerte. Bajo la mirada cr?tica del tiempo, Elia se expuso al escenario del teatro de la vida, enfrentando las normas y la visi?n anticuada de un papel impuesto.

Este viaje la llev? por caminos inesperados, y ahora Elia busca comprender c?mo navegar los decretos de amor que antes le resultaban extra?os.

Su historia, llena de altibajos, es tan genuina como una vida sin adornos, con momentos gloriosos y desafiantes, pero siempre con el amor persistiendo como el sol en un d?a lluvioso.

Elia abandon? su comodidad y cay? en una pasi?n tormentosa, que ard?a en su pecho como el aliento de un drag?n, intensa y abrumadora. En medio de esta confusi?n, Elia encontr? a alguien que transform? su vida.

Ese alguien era un enigma, capaz de despertar en ella tanto el placer como el dolor. El amor entre ellos, tan profundo, sacudi? el suelo bajo sus pies. Por un tiempo, Elia pens? que hab?an encontrado una manera de escapar de las reglas que los aprisionaban, creyendo que podr?an permanecer juntos para siempre. Pero la realidad se impuso: las familias y las tradiciones se levantaron contra ellos, separ?ndolos.

Era como si el mundo se hubiera puesto patas arriba. Desapareci? sin despedirse y Elia se qued?, tratando de reconstruir lo que quedaba.

Elia teme que esta historia se repita, pero reconoce que lo vivido la fortaleci? para afrontar el futuro.