Hannes o la tierra extranjera - 9798224281305

Ni elfos ni magos, pero lamentablemente tampoco nobles caballeros. S?lo gente como t? y como yo.

Un conocido casual. Dos hombres de edad avanzada. Lo que comienza como recuerdos de la infancia conduce a un conflicto profundo y no resuelto. Todos somos creadores de nuestra propia felicidad. Pero y si no hemos aprendido a forjar?

Este libro no es una b?squeda de la culpa, sino de las causas de las rupturas profundamente sentidas en la vida de una persona.

Extracto del libro:

"Hannes era un idiota. Estas no son mis palabras. Una vez dijo eso sobre s? mismo. Quiz?s no en un sentido patol?gico, a?adi?. Es uno de los m?s discretos de su especie; despu?s de todo, todav?a se le permite moverse libremente entre nosotros.
B?sicamente, Hannes incluso ten?a algo parecido a un encanto que lo hac?a parecer simp?tico para la mayor?a de las personas que lo rodeaban. Ya de ni?o era bastante popular, especialmente entre las mujeres mayores. Lo apreciaron por su respeto y la cortes?a que les mostr?. Trat? de ganarse el cari?o de ellos, como lo hizo m?s tarde con sus compa?eros de escuela y luego con sus amigos de la infancia. ?sa era su manera de tratar con la gente. Pero tuvo un d?ficit desde temprana edad.
Hannes y yo nos encontr?bamos en nuestros paseos. Nos saludamos cuando nos conocimos y un d?a hablamos de esto y aquello. Bromas cotidianas insignificantes. Los perros unen a las personas. Su perro y el m?o se conoc?an y aceptaban. Si los amigos de cuatro patas se gustan, sus amigos de dos patas generalmente tambi?n se gustan. Despu?s de todo, s?lo las buenas personas tienen perros amigables. Tambi?n sucumbimos a esta conclusi?n miope.
Casi sucedi? de forma natural que termin?ramos caminando juntos. Mientras nuestros perros aseguraban su territorio olfateando y marcando, habl?bamos de Dios y del mundo. Nos olfateamos, por as? decirlo, al estilo humano.
Ambos est?bamos en edad de jubilarnos y pod?amos organizar nuestro tiempo como quisi?ramos. Una de las bendiciones de nuestra ?poca. Hannes explic? que tiendo a ser vago y probablemente no har?a ejercicio con tanta regularidad sin el perro. El deporte nunca fue realmente lo m?o. Para disgusto de mi hija. A veces me rega?a por esto. Pero cada uno vive seg?n sus propias ideas. Aunque a veces sean las personas equivocadas y lo sepas.
Al principio los dos nos conocimos por casualidad. Pero con el tiempo se convirti? en un h?bito para m?. Fue bueno pasar el tiempo teniendo una agradable charla. Esto me distrajo de la rutina diaria y me trajo un soplo de aire fresco a la cabeza. Nos saludamos, los perros tambi?n completaron su ritual de saludo y luego iniciamos nuestro recorrido. Hablamos de cosas que nos vinieron a la mente. Por ejemplo, lo que hab?amos llegado a apreciar sobre la jubilaci?n..."